domingo, 9 de marzo de 2008

el Cristo campesino

Cuenta Vasari en su vida de Donatello:
"En la misma iglesia (Santa Croce de Florencia), al lado de la obra de Taddeo Gaddi, en el tabique central, hizo con extraordinario empeño un Crucifijo de madera. Cuando lo terminó, considerando haber realizado una obra excepcional, lo mostró a Filippo di ser Brunelleschi, muy amigo suyo, para pedirle su opinión. Pero Filippo, que por lo que le había dicho Donato esperaba ver algo muy bueno, cuando examinó el Crucifijo sonrió un poco. Al observar esto, Donato le rogó que por la amistad que los unía le dijese su parecer, y Filippo, que era muy franco, le contestó que, en su opinión, Donato había puesto en la cruz a un campesino, y no a una figura semejante a la de Jesucristo, que era delicadísima y, en todas sus partes, la más perfecta figura de hombre que naciese jamás. Hirió esto a Donato, y más profundamente de lo que suponía, pues esperaba ser alabado, y contestó: «Si fuera tan fácil hacer como criticar, mi Cristo te parecería un Cristo y no un campesino. Pues bien: toma tú un madero y haz la prueba de tallar uno». Filippo, sin decir una palabra, se fue a su casa y sin que nadie se enterara se puso a hacer un Crucifijo, procurando superar a Donato para no condenarse con su propio juicio. Y al cabo de muchos meses dio por terminada la obra, que era de suma perfección. Entonces, cierta mañana, invitó a Donato a ir a almorzar con él, y Donato aceptó la invitación. Yendo juntos a la casa de Filippo, pasaron por el Mercado Viejo. Filippo compró algunas vituallas y, entregándoselas a Donato le dijo: «Vete con estas cosas a casa y espérame allí, que yo llegaré en seguida». Entró, pues, Donato en la planta baja de la casa de su amigo y allí vio el Crucifijo de Filippo, que estaba colocado en buena luz. Detúvose a considerarlo y lo encontró tan perfectamente acabado que, impresionado y atónito, como fuera de sí, abrió las manos con que sostenía el delantal, a consecuencia de lo cual dejó caer los huevos, el queso y lo demás, rompiéndose y desparramándose todo. Pero Donato seguía maravillado y como enloquecido cuando llegó Filippo quien, riendo, le dijo: «¿Qué te propones, Donato? ¿Qué vamos a comer, ahora que has tirado todo por el suelo?». «En cuanto a mí -repuso Donato- ya me ha tocado mi parte por el día de hoy; si quieres la tuya, recógela. Y no hablemos más: a ti te corresponde hacer los Cristos, y a mí, los campesinos»."

Brunelleschi Crocifisso ligneo (Firenze, Santa Maria Novella)


Donatello -Crocifisso (Florencia, Santa Croce)

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